Despidiéndose de mi amor

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Natalia no podía creerlo:

-Silvia, anteriormente no eras así.

¿Cómo podía medir el valor de Julio con el dinero cuando antes era tan altiva? Silvia le respondió:

-¿Acaso la posición de esposa de Julio no vale cien mil millones?

Natalia sonrió con gran sarcasmo.

-Realmente has cambiado. Recuerdo muy bien cuando estábamos tas en la universidad, dijiste que nunca me robarías un hombre.

no solo me lo has robado, sino que además quieres que te que cien mil millones para recuperarlo.

Los ojos de Silvia reflejaban una burla sarcástica:

-Todos saben que no fui yo quien robó a Julio, sino que Julio no te quiere a ti, huérfana.

El rostro hermoso y delicado de Natalia se retorció por completo.

-¡Basta ya! ¿Estás segura de que solo quieres dinero?

Silvia lo afirmó y luego continuó muy tranquila:

-Lo que te he dicho ahora, espero que no se lo digas a Julio, si se lo dices, nuestro acuerdo queda completamente anulado. Seguiré persiguiendo a Julio, nunca podrás ser su legítima esposa -dijo Silvia a propósito. Ella quería que intencionalmente Natalia se lo dijera a Julio.

Si ella lo mencionaba, Silvia tenía su propio plan. Si ella realmente iba a prepararle cien mil millones, Silvia también estaría muy encantada de aceptarlo. Sin embargo, Silvia estaba más segura de que Natalia

presentaría una queja. Porque esa era su norma habitual, Natalia siempre la haría cargar con toda la culpa, aunque ella no lo hiciera; esa vez, ella seguramente no dejaría pasar la oportunidad de

presentar una queja ante Julio.

-Lo pensaré bien le dijo Natalia antes de irse.

Mientras se iba, una partitura en la mesa de Silvia se movió con el viento y ella la vio por casualidad, se quedaba un poco sorprendida. Pero no le dio importancia alguna, después de todo, en su opinión, alguien como Silvia, con discapacidad auditiva, estaba naturalmente alejada por completo de la música. Ella ni siquiera consideraría que la genio compositora extranjera Isabella era la misma persona frente

a ella.

Una vez que se fue, Silvia guardó de inmediato la partitura con calma se acostó. Mientras tanto, Natalia seguía pensando en cómo e a Julio sobre la solicitud de dinero de Silvia. Si se lo decía

amente a Julio, él no necesariamente le creería. Y, además, ella a presentado quejas tantas veces que eso ya no era una gran ovedad para él.

Después de pensarlo por un momento, Natalia tuvo una fabulosa idea y decidió darle parte del dinero a Silvia primero. Sería más que suficiente que Julio lo viera cuando se lo entregara.

Al día siguiente, en la mañana, Natalia hizo que alguien le trajera el desayuno, comportándose como si fuera la verdadera dueña de la casa. Silvia no estaba de muy buen ánimo y se levantaba tarde todos los días. Cuando todavía no se había despertado, el desayuno ya estaba dispuesto en el comedor. Julio había regresado en algún momento y estaba cómodamente sentado en la sala..

-Julio, ven a desayunar -le dijo Natalia. Julio la miró y dijo:

-Ya he desayunado, cuando termines, regrese a casa. Si tienes miedo, puedes quedarte en un hotel de momento.

Natalia fue rechazada repetidamente y no se atrevió a insistir demasiado, temiendo enojar fuertemente a Julio.

-Bien.

Después de dejar la villa Oasis, Natalia se sentó en el coche y den inmediato ordenó que te prepararan un cheque. Más tarde, Natalia envió un breve mensaje de texto a Silvia:

[He preparado 2 mil millones, nos

vemos esta noche a,

als? Demel café

Cruz, telo pasafe entonces para que estés tranquila].

Era temprano por la mañana,

alrededor de las ocho. Silvia recién se desertaba. Miró al instante su

teléfono y vio el mensaje de texto que The content is on

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lia le había enviado.

an fácilmente había accedido a darle dinero? Silvia sintió que algo era muy sospechoso. Sin embargo, quería ver qué tenía en mente Natalia, así que respondió con un simple <