¿Tuvimos un hijo

Capitulo 121



Capitulo 121

Capítulo 121

Helen por fin se sintió un poco más segura.

«Mi plan funcionó a la perfección y pude entrar sin siquiera hacerlo a escondidas

–Es la primera vez que vengo a un lugar así y no conozco a nadie. ¿Puedo quedarme contigo, Elías?

Helen sabia que el lugar más llamativo era estando a un lado de Elías, lo cual la convertiría enisu acomp añante. Ella quería quedarse a su lado para que otras mujeres no tuvieran oportunidad con él. Elias sabí a que Helen había crecido en una familia bastante ordinaria y sabía que no estaba familiarizada con esos lugares.

– Bien. Trae una bebida y puedes quedarte conmigo –dijo Elías mientras asentía.

–iDe acuerdo! –dijo Helen antes de retirarse con alegría. Luego, observó su alrededor en busca de Anastasia, pero no pudo encontrarla porque había mu chos invitados.

Mientras tanto, Anastasia estaba sentada a un lado de una ventana cerca de la zona de comida. En ese momento, uno de los invitados que parecía de unos 30 años se acercó a ella y se sentó a su

lado.

–Hola. No tengo donde sentarme, así que, ¿puedo sentarme aquí?

–¡Claro! – dijo Anastasia con una sonrisa mientras levantaba la mirada. Los ojos del hombre se iluminaron al verla sonreír; él había notado su maravillosa figura desde antes y se dio cuenta de que era una chica linda. El

corazón del hombre comenzó a latir fuerte al darse cuenta de lo que quería hacer; él quería conocerla e ir detrás de ella.

–Mi nombre es Samuel Soto. ¿Cuál es su nombre?

– Me llamo Anastasia Torres — respondió Anastasia.

–Es un nombre muy bello, señorita Torres. ¿Está sola? —preguntó Samuel.

–Si. Vine con un amigo, pero está ocupado y me quedé sola —respondió Anastasia.

–Vaya coincidencia. Yo soy el gerente general de la empresa First World y estoy involucrado en el negocio de transacción de activos.

Samuel le entregó a Anastasia su tarjeta de presentación mientras hablaba. Tomando en cuenta su eda d, él era un hombre exitoso y Anastasia lo miró con sorpresa después de escuchar lo que había dicho.

–iEso es muy impresionante! Ya es gerente general a una edad tan temprana.

–Qué amable es. ¿Usted qué hace, señorita Torres?

–Soy diseñadora de joyas –respondió Anastasia.

–¡Vaya! Debe ser muy talentosa.

1. a.

Samuel se sintió más atraído por ella al escuchar eso. No solo era linda, sino que también diseñaba. En ese momento, el teléfono de Anastasia comenzó a sonar. Ella lo observó antes de responder y después dijo:

–Hola, Miguel

– Hola, Anastasia. Mi papá me está pidiendo que hable con los invitados, pero prometo ir contigo en 10 mi nutos.

–No te preocupes. Deberías enfocarte en entretener a los invitados – dijo Anastasia en un tono comprensivo.

– ¡Ay! Estoy muy enfadado, pero mi padre quiere presentarme a más personas. Me está provocando dolor de cabeza –gruñó Miguel.

– iNo deberías verlo así! Muchas personas quisieran tener esos contactos. Deberías pasar tiempo con los invitados porque serán de mucha ayuda para tu trabajo – dijo Anastasia en un intento de consolarlo.

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–Sí. Me siento mucho mejor después de escuchar tu voz. ¿En dónde estás ahora? —preguntó Miguel

–Estoy comiendo en la zona de comida.

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–De acuerdo. Iré a buscarte en un momento –respondió Miguel.Owned by NôvelDrama.Org.

Luego de que Anastasia terminara la llamada, ella notó a una pareja que estaba entrando; era Elías con H pues no se esperaba su llegada. Y tampoco que llegara con Elías. Una sonrisa fría apareció en el rostro d

“Las habilidades de Helen deben haber mejorado, ¿eh? Es buena usando tácticas de manipulación, pero ahora puede hacerlo con Elias. Qué impresionante»

Anastasia desvió la mirada y sus ojos se encontraron con los de Samuel. Él la estaba observando con ad

–Es muy bella, señorita Torres –dijo Samuel.

–Gracias –dijo Anastasia con una sonrisa amable.

Elias había ido con Helen para comer, pero su concentración se desvió cuando vio a la mujer a un lado d

–íHay que encontrar un lugar para sentarnos, Elías! – dijo Helen mientras observaba su alrededor y de inmediato notó a Anastasia. Las personas que estaban ahí.

–Hay un lugar allá –dijo Helen con atrevimiento.


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