Sr. Ramos, su multimillonaria esposa quiere el divorcio

Capítulo 633



Capítulo 633

-Quieta, deja que te abrace un momento.

Después del divorcio, intentaba desesperadamente convencerse de que no debía acercarse a ella porque no quería que corriera peligro por lo ocurrido con la clave secreta.

Pero cada vez que la veía, el deseo por ella crecía como una mala hierba salvaje que no podía reprimir.

Natalie frunció el ceño y dijo fríamente: -¡Tienes razón, estamos divorciados!

-¿Entonces no puedo abrazarte?

Natalie:

Tras un momento de silencio, Natalie dijo en tono frío: -¡No quiero que me toques!

Justo después de decir eso, obviamente sintió que el cuerpo de Leonardo se ponía rígido y la mano que la sujetaba volvió a apretarse.

Al cabo de un rato, Leonardo la soltó.

-Tú vete, yo me encargo de mandar a Karol a casa mañana.

Natalie se mordió el labio inferior y quería decir que se llevaba a Karol ahora mismo, pero después de pensarlo y temiendo que Leonardo le pidiera otra cosa incomprensible, luego se

fue.

Poco después de marcharse, Carlos salió de la oscuridad.© NôvelDrama.Org - All rights reserved.

—Señor Ramos, no debía prometerle a la señrita López que dejaría ir a Karol, Alberto no nos ha dicho las pistas más importantes. De nada sirve sólo saber que fue la familia Licón quien lo ordenó.

Los ojos de Leonardo se enfriaron y bajó la voz: -Él ya sabe que familia Licón nunca cuidó bien a su madre y a su hermana, con eso basta.

Carlos se preocupaba un poco, pero ¿y si a Alberto no le importaban su hermana y su madre?

Si no le importaran, no habría impedido que los hombres de maltrataran a Karol aquel día.

}

Carlos quería persuadir a Leonardo para que retuviera a Karol unos días más, pero Leonardo dio la orden, Suelta a Karol mañana por la mañana y mantiene encerrado a Alberto.

-¡Sí!

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A la mañana siguiente, Karol fue vendada y enviada a la puerta de su casa, cuando se quitó la tela negra de los ojos, no había nadie.

Pensando en la advertencia que los dos hombres que la llevaron a casa le dijeron al oído,

Karol se estremeció, se apresuró a abrir la puerta y entró.

Menos mal que aún faltaban unos días para que Vainilla recibiera el alta del hospital, de lo contrario se habría preocupado cuando desapareció durante tantos días.

Cargó el móvil y lo encendió, Vainilla ya había hecho unas llamadas.

Karol se apresuró a llamarla y pronto contestó.

-Karol, ¿dónde has estado estos últimos días? Voy a llamar a la policía si no te pones en contacto conmigo.

Karol se mordió el labio inferior y fingió estar relajada: -Mamá, he estado de viaje de negocios los últimos días, he estado muy ocupada con el trabajo, no he tenido tiempo de mirar el móvil, y hasta hoy no he vuelto.

Antes, cuando Karol trabajaba, de vez en cuando perdía el contacto durante unos días, y Vainilla no preguntaba más y decía algo arrepentida: -Lo siento… Todo es culpa mía por arrastrarte, si no fuera por mi enfermedad, no tendrías que trabajar tanto.

-Mamá, no digas eso, el médico ha dicho que pronto te darán el alta, ¿no? Cuando te cures, nosotras tendremos una mejor vida, y los días serán cada vez mejores.

-Bueno, entonces te dejo tranquila con tu trabajo. Si no tienes tiempo, puedes venir a verme una vez a la semana. Descansa bien.

-Sí.

Al colgar el teléfono, Karol se echó a llorar al recordar lo que le había pasado en el sótano.

Aunque no la habían violado, la sensación de las manos de aquellas personas tocando su cuerpo era tan repugnante como las serpientes, y seguía sintiendo como si cayera en un abismo cuando pensaba en ello.

-¡Ding!

De repente sonó el timbre.

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Karol se dirigió a la puerta, vio que era Natalie, respiró hondo, se secó las lágrimas y abrió.

Señrita López, ¿has venido a verme porque no he ido a trabajar los últimos días?


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