Resistiendo al amor de Mi Ex-Marido

Chapter 139



Capítulo 139

Director Romero, la señora es tan encantadora, no deberías haberla enfadado. Debes disculparte cuarido regresemos.

Pedro respondió como si fuera un hombre que siempre enfada a su esposa:

-De acuerdo. Belongs to (N)ôvel/Drama.Org.

Mientras hablaban, el gerente entró y le entregó a Pedro una pomada para quemaduras, disculpándose en nombre del camarero por lo sucedido.

Fue entonces cuando los demás notaron que la mano de Pedro estaba quemada.

-Director Romero, ¿por qué no dijiste nada? Esa quemadura puede ser grave.

Pedro se mantuvo tranquilo: -Mi esposa me echó agua fría justo después, así que ya estoy

bien.

Miguel se quejaba que su jefe realmente estaba cada vez más enganchado en mostrar su amor en público, siempre tenía a su esposa en la boca.

Recordó la cena de empresa en el hotel de marisco. En un principio, Pedro le pidió que fuera en su lugar.

Pero cuando Miguel casi llegaba, recibió su llamada diciendo que también iría.

Miguel no entendía por qué el Director Romero asistía en persona, ya que esa no era una ocasión muy importante.

Cuando vio a Bella en restaurante, comprendió que

Pedro no fue para

la cena, sino para

ella.

Al ver la pomada en manos de su jefe, Miguel tuvo una idea y dijo: -Señora, ¿podría ayudar al Director Romero a aplicarse la pomada? Miren, no puede usar bien su mano izquierda.

-Sí, es importante aplicarla a tiempo, de lo contrario podría infectarse. -agregó el profesor

Flores.

En este caso, Bella sabía que debía continuar fingiendo ser una pareja amorosa.

Sin dudar, ella tomó la pomada, la abrió y se la aplicó suavemente a Pedro.

Ya fuera por el efecto de la pomada o por el aroma agradable de su cabello, Pedro sintió que la quemadura en su mano dejó de doler de inmediato.

-Ya está dijo Bella después de terminarlo.

Aún así, Pedro sintió una extraña sensación de vacío en su interior.

-Voy a lavarme las manos. -dijo Bella mientras se dirigía al baño.

Frente al baño, Bella recordó la ansiedad de Pedro cuando la abrazó y la forma natural en que la presentó a todos.

Una extraña sensación de amargura surgió en su corazón.

En su vida anterior, anhelaba que Pedro la amara, que la reconociera públicamente como su esposa, pero Pedro siempre la despreciaba y evitaba estar cerca de ella.

En esta vida, sin embargo, obtuvo todo esto sin ningún esfuerzo.

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Era irónico, ¿verdad?

Bella se lavó la cara con agua fría y su expresión volvió a ser firme.

No importaba lo que sucediera, ya no debía tener expectativas ni ilusión sobre Pedro. Había experimentado suficiente dolor en el amor en su vida anterior.

Después de la cena, Miguel se ofreció a acompañar al profesor Flores y a los demás.

Bella y Pedro esperaban en el patio a que el conductor trajera el auto.

La brisa de la noche traía un poco de frescura, y Bella se frotó los brazos instintivamente.

Al siguiente instante, una chaqueta fue colocada sobre sus hombros.

Todavía tenía el calor de Pedro y un ligero aroma a pino. Bella levantó la vista.

Pedro no era descontento y dijo con reproche: -¿Por qué no te abrigó más si tienes frío?

Justo en ese momento, el conductor llegó con el auto. Bella le devolvió la chaqueta a Pedro y dijo: ¡No necesito tu falsa amabilidad!

Dicho esto, ella se sentó en el asiento del copiloto.

Pedro sosteniendo la chaqueta, miró el rostro frío y distante de Bella y finalmente se sentó en el asiento trasero.

-¿Por qué estabas con Carlos hoy?


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