Resistiendo al amor de Mi Ex-Marido

Capítulo 113

El hombre acabó de bajarse del coche, vestido con un traje formal, muy imponente. Contaba con una elevada estatura y las piernas largas. Su rostro anguloso parecía cada vez más frío bajo la luz. Resultó que era Pedro. Le seguía Miguel, que también se vestía de traje. Los dos caminaban hacia el restaurante.

A lo mejor percibió la mirada de Bella, Pedro también le dirigió la mirada. Miguel también la vio, así que la saludó inclinando un poco la cabeza.

Bella sospechaba que deberían venir aquí para participar en una cena. Ella también saludó a Miguel con una sonrisa, pero no quería hacer caso a Pedro, entonces siguió avanzando con unos cuantos jóvenes..

¡Vaya! Viene hacia mí. ¿Acaso quiere hablar conmigo? -Dijo la mujer a su lado nerviosa y excitadamente a su acompañante.

Bella echó un vistazo, efectivamente Pedro estaba caminando hacia ellos y rápidamente se detuvo frente a ella.

-¿Bebes otra vez? -Preguntó Pedro, con rostro inexpresivo.

-¿Eso tiene que ver contigo? -Bella le respondió haciendo mueca.

Escuchando su respuesta, Pedro la miró sin decir nada. Al oír su diálogo, la mujer que acababa de exclamar supo que Pedro no la había visto, así que mientras miraba a Pedro con desgana, se marchó con su acompañante con una cara de pena. Al viendo eso, Bella pensó: «>

Juan debía conocer a Pedro y también había visto las noticias de chismes anoche. Temiendo que Pedro malentendiera a Bella, él cortésmente explicó: -Sr. Romero, Bella sólo bebió dos vasos de

cerveza, no bebe demasiado. Queremos llevarla de vuelta a casa.

Al oír su explicación, Pedro miró a Juan con sus ojos oscuros y le dijo con indiferencia: -Es mi esposa, no es necesario que los extraños la envien de vuelta a casa.

Las personas de la banda de música a su alrededor se sorprendieron al oír al hombre tratar a Bella de “mi esposa“, que Bella estaba casada, no se habían enterado del que su marido era una persona tan imponente y guapo. Se consideraban totalmente

ue aunque s

incomparable con Pedro. Y Juan, al escuchar las palabras de Pedro, mostró un poco de vergüenza en su rostro blanco.

En este momento, Bella dirigió una mirada con enojo a Pedro y dijo: No son extraños, sino. mis amigos. Ocúpate de tus asuntos, no te metas en los míos. Juan, ¡vamos!

Tras decir esto, Bella se dispuso a marcharse, pero Pedro la detuvo.

¿Qué quieres hacer? -Bella gritó con furia.

En ese momento, Miguel fambién se acercó a ellos, Pedro agarró la mano de Bella sin soltarla y le mandó a Miguel: Sube a saludar al señor Suárez.

Miguel no estaba sorprendido por esta orden en absoluto, pues asintió con la cabeza: -Bueno, Sr. Romero.

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Tras decirlo, Miguel entró en el restaurante, mientras tanto, Pedro llevó a Bella a su coche y le dijo: -Te enviaré de vuelta.

Hacía tiempo el conductor había visto lo que pasó, entonces sensatamente abrió la

trasera.

puerta

-¡Sueltame! Volveré yo misma, no hace falta que me envíes. -Bella le ordenó con ira y se

sacudió de Pedro.

-Bella, ¿no crees que el incidente de anoche fue lo suficientemente escandaloso, todavía quieres que conviertan tu asunto en los temas más buscados en Internet otra ve

-Pedro preguntó inexpresivamente.

En este momento Bella se dio cuenta de que alguien fuera del restaurante parece haberla reconocido y estaba sujetando un teléfono móvil para intentar tomar sus fotos. En realidad no le gustaba que la juzgaran, pero anoche no le quedó otro remedio que armar un escándalo. Por lo tanto, Bella no discutió más con Pedro, se cubrió la cara con las manos y subió directamente al coche.

Hasta que el coche de Pedro se marchó, las personas de la banda siguieron un poco Còntens bel0ngs to Nô(v)elDr/a/ma.Org

desconcertadas, pues discutieron:

-Juan, Bella no se peleará con su marido, ¿verdad?

Al ver el coche marcándose más lejos, Juan contestó: -No te preocupes, ella puede manejar sus propios asuntos.

-¿En tan poco tiempo la conoces tan bien? -Alguien bromeó con él.

-Chicos, no bromeéis sobre ella en el futuro, dijo Juan con seriedad-, al fin y al cabo es una chica, algunas bromas son inofensivas para nosotros, pero a ella le traerán problemas.