Capítulo 501
Capitulo 501
La doctora asintió comprensivamente y dijo: -Por lo general, si no hay sangrado, no hay grandes
problemas. Por favor, acuéstese en la cama y le haré una ecografía.
-Está bien.
Isabel se levantó y se acostó en la cama, levantando su camisa. Mientras el cabezal frio del
instrumento se movia sobre su vientre aún plano, observaba el techo blanco en silencio, apretando el
borde de su ropa.
Desde el incidente en el hotel hace medio’mes, ella y Enrique habian terminado completamente. Él
pensaba que ella se habla reconciliado con Francisco y se habian ido a un hotel, pero Isabel no se molestó en explicar… ¿Y qué había de él? Se había ido a pescar en el mar con una joven modelo toda la
noche. Fue él la que había sido infiel.
Sabia que Enrique nunca aceptaría el divorcio, ya que después de todo, aún estaba interesado en su herencia, así que ella habia presentado directamente una demanda de divorcio ante el tribunal
Podria hacer la vista gorda ante las intenciones ocultas de Enrique, pero no podia soportar la infidelidad de su marido.
A pesa
pesar de eso, ese embarazo llegó de repente, y aún no estaba segura de si debería quedarse con el bebé…
La doctora retiró el cabezal y le entregó algunas servilletas. -No hay grandes problemas, el feto se
e está desarrollando muy saludablemente. Pero sería mejor que ajustara su horario de trabajo y también su estado de ánimo. Lo más importante para una mujer embarazada es descansar lo suficiente, tener una nutrición adecuada y mantener la calma emocional.
Isabel limpió el gel sobre su abdomen y respondió: -Está bien, entiendo. Gracias, doctora.
Se acomodó la ropa y salió de la consulta, sin poder evitar poner una mano en su vientre. Justo cuando un pensamiento vago comenzaba a surgir en su mente, se cruzó en su camino un hombre, al que estuvo a punto de chocar.
Ella detuvo sus pasos a tiempo, y al levantar la vista, se encontró con el semblante lúgubre de Francisco.
Isabel se sorprendió un poco de verlo aqui, pero no le importó ni tuvo ganas de detenerse a saludar, asi que simplemente pasó por él y siguió caminando.
De repente, Francisco la tomó del brazo, pero Isabel lo apartó sin dudarlo. Eso él lo habla anticipado. por lo que agarro firmemente su muñeca y la arrastró a un rincón.
Isabel finalmente encontró la oportunidad para liberarse de su agarre, manteniéndolo a un metro de distancia, y dijo con frialdad: -Señor Núñez, te estás volviendo cada vez más audaz. La última vez drogaste en un bar para desmayarme, ¿y ahora me secuestras en público? ¡No me toques!
Francisco habla oido toda la conversación en la consulta, y bajó la voz al preguntar: -¿Estás
embarazada?
-¿Y a ti que te importa? -le replicó Isabel.
Francisco, que normalmente tenia modales refinados, se mostró un poco brusco en ese momento. -¿ Es de Enrique? ¿Planeas tenerlo? ¿No están ustedes en proceso de divorcio?
-¿Y qué? ¿Cómo afecta a mi divorcio con Enrique si estoy embarazada o no, si tengo el bebé o no? ¿No puedo tener o criar a mi bebé por mi cuenta? -soltó Isabel, irritada.
Desde que él la había drogado la última vez, la detestaba tan profundamente que ahora no queria hablar
más con él en absoluto. Por eso, lo apartó y se marchó.
La voz de Francisco sono detrás de ella de repente: -No criaré la descendencia de Enrique.
Isabel se había alejado, pero al escuchar esas palabras, sintió una enorme ridiculez y se volvió para mirarlo. La paranoia también es una enfermedad mental. La psiquiatría está en el cuarto piso. ¿Por
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¿Es que ella habia insinuado alguna vez que se volvería a juntar con él después del divorcio con Enrique? ¿Con qué se estaba ilusionando él?
Ni siquiera podía soportar la infidelidad de Enrique, ¿y quién se creía él, Francisco, para pensar que ella
deberia tolerar la suya?
Si pudiera hacerlo, ni siquiera habría sufrido al principio el dolor de desenterrar esa “carne podrida” de
siete años.
Isabel se marchó a grandes zancadas, sin importarle la mirada peligrosa de Francisco a sus espaldas.
Bajó al primer piso y de repente notó a un hombre llevando a una mujer en brazos frente a ella. Levantó las cejas con sorpresa y llamó: -¡Cira!
Al ver a su madre, que estaba en coma, sin el más minimo indicio de despertarse. Cira pensó en quedarse a cuidarla, pero Morgan ya le habia dicho que no lo permitiría y, a pesar de su resistencia y
lucha, la tomo en sus brazos.
Cira se sentia como un pez atrapado, forcejeando constantemente. Morgan bajó la mirada hacia ella.
advirtiendola: -Si te mueves de nuevo, interrumpiré el tratamiento de tu mamá.
Al escuchar eso, Cira se quedó rígida, luego una furia la invadió. -¡Tú…!
La voz de Isabel se intervino en ese momento: -¡Cira!
Cira giró rápidamente la cabeza, con una sorpresa, como si pudiera ser salvada, reflejada en sus ojos.
¡Isabel yo…!
Morgan apretó el abrazo, amenazándola en voz baja: -Piensa en tu madre en la UCI.
Cira se detuvo de inmediato, tragando con dificultad las palabras no pronunciadas, y le forzó una sonrisa a Isabel. -¿Por qué estás aqui? -preguntó y entonces se le ocurrió su embarazo, añadiendo- ¿Es que no te sientes bien?
-No es nada -contestó Isabel, y al percibir la extraña atmósfera entre ellos, preguntó-. Te envié algunos mensajes estos días. ¿por qué no respondiste?
-Mi celular está roto–respondió Cira incómodamente. Morgan le echó una mirada indiferente, asintió a Isabel y dijo: -Tenemos cosas que hacer. Nos vamos primero.
Después de eso, salió apresuradamente del hospital con Cira en sus brazos. Isabel los observó desde el vestibulo, mientras Francisco, que acababa de llegar al primer piso, los contemplaba a ellos y a Isabel
desde la escalera.
Fermin, en el coche frente a la entrada del hospital, también los estaba mirando, cada uno de los tres con sus propios pensamientos.