Capítulo 384
Rechazada, pero atrapada por el Rey Alfa
Capítulo 384
Punto de vista de Catherine
Mientras me acercaba, escuché muchas de esas discusiones
Nunca pensé que algo así me sucedería.
Wine puse aún más molesta.
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De vuelta en mi asiento, hice clic en el sitio web para encontrar la información de contacto del vendedor. Sin embargo, el vestido ya no estaba disponible.
Estaba a punto de estallar. Pensé que quienquiera que estuviera detrás de esto se estaba burlando de mi.
Después de descubrir esto, querian borrar todo!
Recién estaba ganando un poco de popularidad en la industria de la moda. Sin embargo, todo desapareció en un abrir y cerrar de ojos debido a este incidente de Lorelei.
Toda la información de contacto había desaparecido. Por lo tanto, decidí ir a la sala de vigilancia, con la esperanza de encontrar algo alli. Si alguien robo mi borrador, debió haberlo hecho en esta oficina. Tenía que ir y descubrir quién era.
Cuando llegué a la sala de vigilancia, descubri que las cámaras de vigilancia no estaban funcionando estos dias. Solo una de ellas seguía funcionando, pero no estaba apuntando a mi escritorio.
Estaba desesperada. Me di cuenta de que la persona que queria inculparme había hecho todas las preparaciones necesarias.
¿Qué debería hacer? ¿Realmente tenía que pedir ayuda a Blake?
Mientras estaba en un aprieto, de repente recibí una llamada..
Era Jessica.
-Hola, señorita Hall. ¿En qué puedo ayudarte?-pregunté.
Jessica preguntó sin rodeos: -Catherine, alguien te está incriminando? Te están incriminando fuertemente, ¿verdad?
Me quedé atónita. Tu también lo sabes? Supongo que esta vez estoy jodida.
-¿Qué pasó? ¿Ese vestido es realmente tu diseño original? ¿O copiaste el trabajo de alguien más?– Jessica
estaba curiosa.
-Por supuesto, es mi diseño original, Nunca robaría a otros. No tengo idea de quién robó mi diseño. Todavia estoy trabajando en ello…- dije impotente.
-Catherine, imi jefe quiere hablar contigo!– Justo cuando Jessica terminó de hablar, una voz masculina se escuchó desde el teléfono.
-Catherine, inecesitas ayuda?– preguntó Leo.
Me quedé atónita. Luego dije: -¿Puedes ayudarme?
-Claro. Creo que estás en serios problemas. Debes haber sido incriminada-. Sonaba como si Leo creyera
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-Vamos a encontrarnos y hablar.
Leo queria verme ahora.
También quería salir de la oficina ahora. No quería ser crucificada por las miradas de esas personas, y no quería escuchar sus susurros,
De todos modos, tenia la conciencia tranquila. De hecho, era mi diseño original.
Tomé mi bolso y sali de la oficina después de informar a Melinda.
Baje las escaleras y me fui en coche. Poco después, Leo me llamó
-¿Por qué no bajas a mi edificio de oficinas y te invito a tomar un café?
Aunque Leo también era miembro del Grupo Chávez, no trabajaba allí. Tenía su propia compañía de entretenimiento.
-De acuerdo. Estaré allí en un minuto. ¿Ya has bajado?– pregunté suavemente.
-Sin prisa. ¡Conduce despacio!– Leo dijo con preocupación.
Al escucharlo, me senti menos molesta.
Cuando llegué al lugar, estacioné el coche y caminé rápidamente hacia el vestibulo.
Tan pronto como llegué a la entrada del vestibulo, Leo salió. Bajo la luz del sol, era alto y guapo, y su ropa casual lo hacía parecer un vecino, en lugar de un jefe.
-Espera. ¿Qué le pasó a tu cara?– Cuando me acerqué, Leo de repente señaló mi cara y preguntó.
En realidad, ya no me dolía tanto. Pero pensé que Lorelei debió haber usado toda su fuerza para abofetearme. Después de todo, no sentia la mitad de mi cara.
-Estoy bien… Lo vi dar un paso adelante. Bajo la cabeza y miró mi cara detenidamente.
Sintiéndome un poco avergonzada, inmediatamente me aparté hacia un lado y me cubri la cara. -Estoy bien, de verdad. ¡Deja de mirar! RêAd lat𝙚St chapters at Novel(D)ra/ma.Org Only
-¿Alguien te abofeteó?– Leo estaba enfadado. -¿Quién te hizo esto?
Me sentia aún más incómoda y tuve que decir: -Incluso si alguien me abofeteó, me lo merecia. Fue mi culpa.
-No se permite que nadie golpee a nadie, sin importar qué. ¡Dime! ¿Quién fue?– La cara de Leo estaba completamente sombría.
Sonreí y dije: -Gracias por tu preocupación. Ya estoy bien. Vamos. Realmente necesito tu ayuda con algo.
Después de terminar de hablar/caminé directamente hacia el café de al lado.
Cuando llegamos al café, Leo se sentó perezosamente en una silla y me miró fijamente con sus hermosos ojos. -Dime, en qué quieres que te ayude?
Susniré v luego samé las fotos que Lorelei me din. -Necesito tus contactos para encontrar al vendedor
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Quiero saber quién puso el vestido en línea venderlo.
para
co tomó las fotos y las miró. -No hay problema. Puedo hacer que alguien lo descubra pronto.
Mientras encuentre al vendedor, podré descubrir quién me incriminó. Si descubro quién es, la erseguiré-. Sostuve el vaso de americano helado y di un sorbo. Todavía estaba muy deprimida.
Por supuesto. Haria lo mismo si alguien me incriminara-. Leo fue muy solidario.
Miré por la ventana. El sol brillaba intensamente, pero yo estaba melancólica.
Por cierto, los dos niños me extrañan?– Leo preguntó de repente con una sonrisa.
Eres amable con ellos, así que, por supuesto, te extrañan. Especialmente Noah. A menudo me pregunta uándo vendrás y correrás con él-. Pensé en lo mal que perdió Leo la última vez, y aún así no pude evitar onreír.
Leo se cubrió la mitad de la cara y dijo: -De acuerdo, de acuerdo, déjalo. Ya he pasado suficiente vergüenza.
De acuerdo. No lo mencionaré de nuevo. Leo, me sorprendió que te ofrecieras a ayudarme esta vez. Retiro todo lo que dije sobre ti. Creo que eres realmente una buena persona-. Hice las cosas basándome en la conciencia.
-¿Sabes por qué me importas tanto? Es porque perdí contra Noah en esa carrera. Desde que perdí contra él, cumpliré mi promesa.
Sonrei y dije: -Bueno, eres un buen tio. Se lo diré a los niños.
-Por cierto, Catherine, quiero preguntarte algo. No lo entiendo. Tienes a Noah y a Hedwig. No tienes que trabajar por culpa de Blake. ¿Por qué aún quieres trabajar?– preguntó Leo con curiosidad.
Sonrei. -No importa cuánto dinero tenga, no soy yo quien lo gana. No me siento tranquila. Soy una persona muy insegura y odio deberle algo a los demás. Así que tendré que encontrar una manera de devolverte lo que hiciste por mi hoy.
-Entonces cómprame un regalo. Lo tengo todo, pero si me compras algo, puedo conservarlo. Algún día contaré las cosas que me compras y sabré cuántas veces te he ayudado-, dijo Leo con una sonrisa.
Asenti con la cabeza y dije: -De acuerdo. Está decidido. Ayúdame a encontrar a esa persona. Ahora tengo que volver a la oficina para ocuparme de algo.
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