Capítulo 704
Capítulo 704
Dorian conocía el trasfondo de Otto tan bien como la palma de su mano.
El hijo mayor de Camilo Samper
al igual que Fabiana, fue adoptado y criado en el extranjero desde pequeño. Siempre fue un espíritu inqerto, entró a la universidad gracias a los contactos de su familia y después de graduarse, decidió tornar las riendas del negocio familiar.
No era un genio en la administración de empresas, pero con su pasado en las pandillas, supo llevar el negocio familiar a la prosperidad en la región.
Tenía un cariño especial por Fabiana, fuera de lo común.
Por eso, a pesar de que Fabiana intentó evitar que viniera por todos los medios, cuando se enteró de que estaba atrapada en un lío legal y no podía salir del país, decidido y sin mirar atrás, se las ingenió para llegar sin que nadie lo supiera.
Dorian había contado con que no dejaría a Fabiana en la estacada para forzarlo a venir al país.
Claramente, su apuesta fue acertada.
Observando al hombre de mirada sombría frente a él, esbozó una media sonrisa fría.
Mientras evaluaba a Otto sin llamar la atención, el hombre hacía lo mismo con él.
A diferencia de su calma, Fabiana, protegida tras él, sintió un vuelco en el corazón al ver la mirada de Dorian sobre Otto.
Era el brillo de quien finalmente tiene a su presa.
Fabiana no entendía por qué se sentía así.
Dorian y Otto no se conocían y era la primera vez que su hermano visitaba el país, así que en teoría Dorian no podría reconocerlo.
Pero esa mirada decía lo contrario.
Su mano aferrada a la ropa de Otto se relajó involuntariamente, queriendo distanciarse de él.
Dorian la miró de reojo con indiferencia, su atención ya estaba en Otto.
“¿Otto?”
Dijo su nombre como si fuera una pregunta, pero con un tono de certeza.
El hombre, observando a Dorian, le echó un vistazo a Amelia detrás de él e intuyó quién podría ser Dorian, pero no estaba seguro.
“Señor, ¿acaso está bien que intimiden a una joven a plena luz del día? ¿No les da vergüenza?”
Otto lo interpelaba con voz fría, protegiendo firmemente a Fabiana detrás de él.
Dorian soltó una risa helada: “¿Intimidar a una joven?”
Su mirada ya había atravesado el hombro de Otto, enfocándose en la chica tras él: “Señorita Fabiana, ¿por qué no sale y lo dice usted misma? ¿La estamos intimidando o es que usted tiene miedo por algo que ha hecho?”
“Yo…” Fabiana evitó la mirada que Dorian le lanzaba con nerviosismo.
Ni siquiera con el apoyo de Otto tenía el coraje de sostener con convicción que estaba siendo
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intimidada.
El comentario de Dorian sobre el origen del brazalete y la existencia de un recibo la había dejado sin saber cómo actuar.
“Nadie está intimidando a nadie.” Fabiana explicó en voz baja, con la cabeza gacha, “Amelia y yo somos compañeras de estudios y de trabajo: Debe haber algún malentendido.”
Amelia la miró sorprendida, no esperaba que Fabiana dijera que eran compañeras y colegas.
Fabiana también levantó la vista y le hizo un gesto amigable: “Amelia, ¿no te acuerdas de mí? Estudiamos juntas en la maestría y trabajamos en el mismo estudio de arquitectura, ¿ya lo olvidaste?”
Ella no tenía esos recuerdos.
Miró a Fabiana con un gesto de confusión, luego volvió su mirada hacia Dorian.
Él la tranquilizó apretando su mano, justo cuando estaba por hablar, una voz sorprendida resonó entre la multitud: “¿Meli?” Belongs to (N)ôvel/Drama.Org.
Dorian levantó la vista al oír la voz y cuando vio a Miranda haciendo su camino entre la gente, frunció ligeramente el ceño.
Amelia tampoco esperaba encontrarse con Miranda; acababa de decirle por teléfono que tenía un compromiso y no podrían cenar juntas esa noche.
“Madrina,” la saludó cortésmente, “¿qué hace usted por aquí?”
“Vine a buscar a tu hermano.”
hermanos“,
Dijo Miranda, frente a los demás, siempre se refería a Alejandro y ella naturalmente como caminó hasta Amelia y tomándola de la mano con afecto preguntó, “¿Cómo es que cada vez te veo m