Capítulo 34
Capítulo 34
Ella mordió su lablo mirando hacia Beatriz
Beatriz llevaba una camisa claramente de hombre, su cabello largo cala perezosamente sobre sus hombros y uno de los botones de la parte superior no estaba abrochado, dejando que la camisa colgara hasta justo encima de sus rodillas, revelando unas plemas blancas, delgadas y
rectas
Lucrecia sintió un dolor en el pecho y justo al llegar delante de Beatriz, se desmayd
Beatriz.“¡!”
Beatriz miró a Javier aterrorizada.
Javier estaba arreglándose la corbata, ya que tenia que ir a la empresa ese dia y por ello se vestia de traje.
Al ver lo que pasaba, su expresión no cambio, seguia luciendo tan sereno como siempre. “No te preocupes, ella tiene una enfermedad cardiaca grave, es normal que se desmaye repentinamente.”
Beatriz:
–
De repente, se sintió agradecida de no haber confrontado a Lucrecia el día anterior.
De lo contrario, ya fuera un desmayo real o uno fingido, ella se encontraria en serios problemas.
ᄆ
El personal de la familia Mangone rápidamente notó la situación anormal, llamaron al médico privado y se llevaron a Lucrecia
Desde pequeño, Javier habia visto a ésta desmayarse en varias ocasiones
Algunas eran a propósito, queriendo aprovecharse de él, fingiendo desmayarse en sus brazos.
Otras veces, era por la frustración de ser ignoradas por él lo que las llevaba a desmayarse.
Mucha gente detrás de la familia Mangone decia que Javier era frio e insensible, que las chicas le daban todo’y él ni siquiera se fijaba en ellas.
Javier solo encontraba eso ridiculo
¿Acaso tenia que aceptar simplemente porque una persona deseaba tenerlo?
Además, él no habla olvidado a su difunto padre, y hacia la gente de la familia Moseinco, Javier solo despreciaba a los demás.
Para él, habia una sola regla respecto a las mujeres.
Que no lo amaran, que se mantuvieran lejos y que guardaran distancia de él.
Javier miró a Beatriz y dijo con una leve irónica: “¿Qué? ¿Te da lastima, te compadeces de ella?”
Beatriz: “No, si hablamos de lastima, creo que tú eres más digno de compasión. Enfrentarte a esos pretendientes, ya sea rechazándolos o alejándote, siempre habrá quien te critique moralmente.”
Javier se sorprendió.
Beatriz suspiro: “Dicho esto, yo, i una persona sin un trabajo decente que vive de vender su matrimonio, ¿qué derecho tengo de compadecerme de las señoritas y jóvenes de la alta sociedad? Si el Sr. Mangone mediera un poco más de dinero, tal vez me compadeceria más de ti.”
Javier sonrió y al pasar junto a ella, le dijo con dulzura.
“Ni lo sueñes.
Beatriz penso que definitivamente el dinero de un magnate no era tan fácil de obtener.
Cuando Lucrecia enfermo, Camila la llamó para regañarla sin contemplaciones.
“Lucrecia es la señorita de esta casa, ¿cómo es que tú le haces levar tus ropas? ¿Acaso no hay sirvientes en este lugar?”
Beatriz: “Ella tomó la ropa de manos de los sirvientes, yo no se lo pedi.”
“¿Cómo te atreves a responderme?” Camila se rio con desden, “No tienes modales. ¿Sabes que después de casarte, no puedes responder de esta manera cuando tus mayores se dirigen at? Si vuelves a contradecirme, Inmediatamente haré que Javiery ti se divorcien.”
Beatriz, pensando en los veinte millones“, escuchó cómo Camilla tergiversaba la situación, continuando con sus reproches.
En ese momento, alguien food la puerta.
Beatriz levantó la mirada y vio a Javier, quier supuestamente ya se habla ido a la empresa
Javier, con el rostro frio, dijo desde la puerta: “Abuela, hoy hay un evento, necesito que Bea y yo asistamos juntos, asi que me la llevaré en este momento.”
Camila, alver a Javier, cambió a una expresión amable y cariñosa: “De acuerdo, vayan.”
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