Capítulo 41
Capítulo 41
Capítulo 41
-Prestaré mucha atención -animo Kathleen-: Buena suerte.
-Lo hare bien porque tú estás aqui -Alex se sonrojó un poco mientras se daba la vuelta y se marchaba.
Kathleen parpadeo. Algunos no sabían lo atractivos que eran.
Al verlo, Samuel resoplo. En el seminario, había un asiento reservado para él, pero no estaba en un lugar privilegiado.
Como Federick fue quien llevó a Kathleen con él, se sentaron juntos.
-No molestare al señor Macari entonces -dijo Kathleen mientras se volvia hacia Federick-: Vamos, Federick
El asintió en respuesta.
-Alto ahi -exigió Samuel con frialdad. Se acercó a Federick y tomó el número de asiento de las manos de este mientras continuaba con indiferencia:
-Cambiare de asiento contigo.
Federick y Kathleen se quedaron sin palabras ante sus acciones. Al final, terminaron cambiando lugares.
A pesar de ello, Samuel siempre era el centro de atención allá donde iba. Aunque estaban sentados en las ultimas filas, la mirada del público no se apartaba de él.
-Juro que he ganado más atención en los últimos dias en comparación con los últimos tres años que he estado casada contigo – susurró Kathleen.
-Ni siquiera nos hemos divorciado -respondió Samuel con desden. All content © N/.ôvel/Dr/ama.Org.
-Lo sé. Es dentro de un mes-respondió Kathleen mientras miraba hacia el escenario.
Alex ya había subido al escenario.
A Samuel no le gustaba que Kathleen mirara a otros hombres. Esperaba ser el único a sus ojos.
-Kathleen, si ya lo sabes, entonces ¿por qué seguiste saliendo con otros hombres? -cuestionó en tono severo.
– Incluso a ti se te permite ver a Nicolette por la noche y quedarte a dormir con ella. Todo lo que hicimos fue Salir a plena luz del dia, a diferencia de las salidas turbías que tú hacias -replico. Parecia haber espinas en su dulce voz cuando añadió-: Samuel, ya que puedes cuestionarme por la ética del matrimonio, ¿por que no te miras primero a ti mismo?
Si no estuvieran en publico, ella querría levantarse e irse. Y Cuando Samuel escuchó sus palabras, su rostro se ensombrecio.
entras Alex daba su discurso en el escenario, Kathleen le escuchaba con atención. Sin embargo, no era porque ella estuviera interesada en el. En cambio, pensaba en como manejaria la situacion si alguna vez le
ocurriera a ella y a su hijo.
En el futuro, tendría que ocuparse de todo por si misma. Además de ganarse la vida, todavia tenia que aprender muchas habilidades importantes. De hecho, en el fondo ya no tenía grandes expectativas.
-Samuel, no te olvides del acuerdo de divorcio -recordó Kathleen.
El permaneció en silencio. No había prestado mucha atención a lo que hablaba Alex. Lo único que escuchó fue que no habia una conclusión sobre las causas del autismo y que los padres debían tener especial cuidado durante el embarazo. A pesar de ello, sintió que se estaba preocupando demasiado.
Con el rabillo del ojo, miró el vientre de Kathleen. Todavía no sabian cuándo iba a dar a luz.
Una vez terminada la charla del especialista, el presentador invitó a un miembro del público a subir al escenario para compartir su opinión. Eligió entonces un número y anuncio:
– Número doscientos cincuenta y uno.
Kathleen se quedó atónita al escuchar esto. <<
Ante esto, el presentador se rio:
-No te preocupes. Sube al escenario. Nadie se va a reir de ti.
Kathleen se mordió el labio. «¿Cómo pude tener tanta suerte? Rara vez asisto a este tipo de eventos, y no puedo creer que me hayan elegido la única vez que lo hago». Pero en ese momento, no tenia más remedio que subir al escenario.
Una vez que lo hizo, la multitud empezó a discutir entre ellos.
-Qué chica tan bonita. No parece que esté casada…
-¿Cómo sabes que no está casada? Déjame decirte algo: Las chicas guapas y los hombres guapos siempre se casan a una edad temprana.
-No, mantengo mis palabras. Quiero tomarle algunas fotos. Voy a encontrar una esposa como ella en el futuro.
-También creo que se parece al primer amor de mi adolescencia, con esa apariencia podria hacer vibrar el corazón de la gente.
Mientras los escuchaba, la expresión de Samuel se ensombrecio. «¡Como se atreven estos asquerosos hombres a hablar asi de mi mujer!», se molesto. Sin embargo, lo que dijeron no estaba mal.
Kathleen, en efecto, parecía un primer amor de adolescencia. Aunque su aspecto era similar al de Nicolette, esta ultima no lo parecia. Porque no se veia tan inocente.
Además, Kathleen tenía una personalidad dulce. Al igual que la apariencia de uno era un reflejo de su corazón, las dos exudaban auras muy diferentes.
Cuando se puso delante del micrófono, estaba un poco nerviosa.
-Lo siento. Sólo estoy aquí para escuchar la charla. No tengo un conocimiento profundo del autismo.
-No pasa nada. Puedes seguir compartiendo tus puntos de vista con nosotros -le animó el presentador con suavidad. Al fin y al cabo, tenia una personalidad simpática, y cualquicra le tomaria cariño muy rápido.
-Creo que la vida es fascinante. Desde el momento en que una madre se queda embarazada, de seguro se preocupará de que su hijo crezca sano. Nada más importante que la salud y la seguridad de su hijo -habló con voz suave-. Una vez que el niño nace, aunquc haya situaciones inesperadas, sigue siendo como dicen. que todo nino con autismo es un hijo de las estrellas. No importa lo que les ocurra, como padres, nunca nos rendiremos con ellos. No importa lo duro que sea el camino que nos espera, seguiremos adelante con valentia
El publico aplaudió a rabiar. Kathleen se avergonzo y dijo:
– Por favor, perdonenme por no hablar muy bien. Espero que más gente preste atención al autismo y aprenda más sobre él. También espero que los de la industria médica puedan averiguar pronto sus causas y desarrollar un tratamiento para salvar a las familias con autismo.
-¡Bien dicho!
-¡Tienes toda la razón!
– Esta es la razón de ser de este seminario.
El público estaba muy entusiasmado. Tras ceder el micrófono al presentador, ella bajó.
Al sentarse, lanzó un suspiro. Después del seminario, alguien quiso hacerse una foto con Kathleen. Aunque ella no se atrevia a rechazarlo, Samuel tiró ella y dijo:
-No tiene tiempo para eso. -A continuación, se alejaron.
-¿A dónde me llevas? – preguntó con el ceño fruncido.
-Un banquete de negocios -respondió Samuel con desdén.
-Pero yo no bebo – Kathleen frunció las cejas mientras continuaba-Además, ¿por qué iba a ir?
-Para llenarte el estómago.
En cualquier caso, no podía dejarla en ese lugar. Era como una guarida de lobos.
Samuel llevó a Kathleen a otro hotel. Esa tarde se celebraria un banquete de negocios en el salon de banquetes de ese lugar, organizado para Samuel por sus socios comerciales. Además del vino, por supuesto, habria mujeres hermosas. Todas estaban guapisimas y vestidas de blanco.
Su principal objetivo era Samuel, y no estaban interesadas en ningún otro hombre. Una vez que Kathleen entro, se alejo
Samuel estaba rodeado de sus SOCIOs comerciales y no tenía tiempo para ocuparse de ella. Mientras tanto, Kathleen llevaba un plato y se dirigia a buscar algo de comida
Después de tomar algunos pasteles, se dirigió a la esquina para disfrutarlos. En ese momento, oyo a dos
mujeres hablando a su lado:
-¿Sabias que Nicolette me envió un mensaje ayer? Ella presumió de cómo se acostó con Samuel
-Tan pronto? No esta Nicolette enferma? ¿Cómo tiene la energía para dormir con él?
-Aunque estuvicra al borde de la muerte, si Samuel estuviera dispuesto a hacerlo, también me habría acostado con el!
– Nicolette si que tiene suerte. Después de tres años, Samuel todavía no puede olvidarla.
– Dejame contarte un secreto. No se lo digas a nadie más.
-¿Que secreto?
– He oido que Samuel está casado.
-De ninguna manera.
-Es cierto. ¿Sabes quién es su esposa?
-¿Quién es?
-Es Kathleen, la que acaba de entrar con él. Además, es la donante perfecta de médula para Nicolette. Samuel dijo que queria engatusar a Kathleen para que se sometiera al proceso antes de divorciarse.