El enigmatico regreso

Capítulo 366



Capitulo 366 Labios tan suaves

Ahora que sdlo Neera y Jean permanecian en la habitacion del hospital, las cosas se calmaron. B

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Los dos se miraron en silencio durante un rato. Neera fue la primera en romper la mirada y desvio la mirada; De repente se sintid vergonzosamente incomoda.

“Ta...” “Ta...” Ambos hablaron al mismo tiempo.

Desconcertada, Neera levantd la vista rapidamente, solo para encontrarse con los ojos de Jean. Algo parecido a una media sonrisa parecié acechar en su expresién cuando comento: “TU ve primero”. Parecia muy relajado mientras se recostaba en el sofa.

Neera se froto la nariz, intentando encontrar algo que decir. Finalmente, solt6: “Queria preguntarte si ya habias cenado. Tienes hambre? Si es... —Mird los restos de su cena, avergonzada. “;Supongo que puedo pedirte algo de comida para llevar?”

Las cejas de Jean se arquearon levemente. “He estado aqui cuidandote toda la noche y quieres deshacerte de mi después de la cena, no es asi?”

Por un momento, Neera se quedo sin palabras. “Bueno, qué planeabas hacer?”

Una pequefia ola de felicidad inund6 a Jean mientras observaba su expresivo rostro. Sin embargo, no intentd convencerla para que cambiara de opinion. “j;Oh nada! No tengo hambre... si todavia no te sientes bien, deberias intentar dormir un poco”.

Neera neg6 con la cabeza. “Estoy bien. No he estado despierto por mucho tiempo, asi que todavia no tengo suefio”. Jean cruz las piernas tranquilamente. “;En realidad?” “Si, de verdad”, respondié Neera de inmediato.

Ante esto, Jean dijo arrastrando las palabras perezosamente: “Ahh, entonces, en ese caso, hablemos de la Dra. Nancy por un momento”.

Neera ciertamente no se esperaba esto y su corazon casi se detuvo por el panico.

~Por qué volvia a sacar a relucir el asunto? gSe habian despertado sus sospechas? ¢Era por eso que deliberadamente abordaba el tema delante de ella?

Mantenia un exterior tranquilo, aunque internamente estaba frenética. “; Que hay de ella?”

Jean tamborileo distraidamente con los dedos sobre el reposabrazos del sofa. “La ultima vez que vine al hospital a ver a la Dra. Nancy... result6 que usted también estaba alli. Qué casualidad.” Toda su conducta era languida y perezosa, pero su mirada era extremadamente aguda y aguda mientras estudiaba su rostro como si estuviera tratando de leerla.

El cuero cabelludo de Neera se erizo de aprension. Tan casualmente como pudo, respondié con indiferencia: “Si, estuve alli. Sabia que Nancy iba a operarse ese dia, asi que vine a conocerla’”.

Los ojos de Jean se entrecerraron levemente. “;Oh? ,Esta bien?”

“jPor supuesto!” Neera siguid adelante descaradamente. Con valentia, pregunto: “;Estas insinuando que Nancy soy yo?” “iSi, lo soy!” Jean respondié de inmediato. Parecia muy seguro de si mismo.

Esto era cierto.

Sin embargo, Jean simplemente entrecerré los ojos atin mas, escudrifiandola en silencio.

Bajo su mirada inquisitiva, Neera se dio cuenta de que no podria ocultar su secreto por mucho mas tiempo. Todo lo que tenia que hacer era hacer una o dos preguntas incémodas mas y la verdad saldria a la luz.

Afortunadamente para ella, Jean no pudo detectar nada malo en su actitud. De mala gana, reconocié: “Muy bien, te creeré por ahora”.

Neera sintié como si le acabaran de dar un respiro; su alivio no conocié limites. Afortunadamente, habia tenido suficiente ingenio para responder rapidamente. Si no, jno queria pensar en lo que podria haber pasado si Jean hubiera descubierto la verdad!

Para impedir que siguiera con el asunto, Neera se frotd los ojos. “Todavia me siento un poco mareado. Sera mejor que me acueste un rato”.

Jean asintié sin decir una palabra. Neera apoyo la cabeza en la almohada. Al final, ella se quedo dormida.

Cuando despert6, ya era media noche. Lo primero que vio cuando abrio los ojos fue a Jean todavia recostada en el sofa, profundamente dormida.

Neera perdi6 el equilibrio momentaneamente. Todo el tiempo, cada vez que estaba enferma y se despertaba, los trillizos o Adriana eran los que estaban junto a su cama.

Esta era la primera vez que un hombre la cuidaba mientras estaba en el hospital.

Por alguna razon, se sintid insensiblemente reconfortada cuando vio a Jean alli...

Sus pensamientos dieron vueltas y vueltas en su cabeza durante un rato antes de levantarse lentamente de la cama. Sin hacer ruido, se acercé al sofa y recogié el abrigo de Jean, que éste habia dejado a su lado. Con cuidado, le cubrid con la prenda.

Jean no se despert6; su respiracion era profunda y relajada.

Neera rara vez lo habia visto con la guardia baja de esa manera. Curiosamente, parecia mucho mas amable y ella no pudo evitar mirarlo un rato mas.

Jean tenia cejas bellamente formadas y pestafias espesas; Serian la envidia de mas de la mitad de la poblacién femenina. Sus labios eran finos; Por lo general, siempre habia un atisbo de distanciamiento y distanciamiento en su sonrisa.

Se decia que esas personas eran volubles, incluso enamoradas, pero Neera de alguna manera sentia que Jean no era ese tipo de persona.

persona...

Mientras sus ojos se detenian en él, sucumbi6 a algun diablillo de perversidad e impulsivamente extendid la mano y le acaricié suavemente las cejas. “Tan perfecto, y esas pestafias también... y una nariz tan hermosa... y unos labios tan suaves”, murmurdé mientras sus dedos rozaban ligeramente su rostro, deteniéndose mientras acariciaba sus labios.

La suavidad de su boca contra su piel le hizo darse cuenta tardiamente de lo que estaba haciendo y sus mejillas ardieron de vergtienza. ;Se estaba comportando de una manera tan indecorosa!

En cuanto a Jean, jera un demonio demasiado hechizante!


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