Capítulo 2442
Capítulo 2442
Engañado
—Lárguense ahora si quieren que les perdone la vida —dijo Jaime con frialdad mientras los miraba. Text © by N0ve/lDrama.Org.
Los dos individuos hicieron una breve pausa antes de estallar en carcajadas.
—¿Estás loco? ¿Crees que necesitamos que nos perdones cuando ya estás hecho una mi*rda? Podría acabar contigo con un solo golpe de mi espada —exclamó Ronan, levantando la espada amenazando a Jaime.
Al darse cuenta de que Jaime no suponía una amenaza real, se confió demasiado. A sus ojos, Jaime no era más que una presa indefensa, lista para ser cazada.
En respuesta, Jaime juntó los dedos y movió rápido la mano. Un deslumbrante rayo de luz dorada salió disparado, seguido de la Espada Matadragones que descendía. Su reluciente hoja se asemejaba a una cascada de plata, cortando el aire con un poder incomparable.
Ronan se quedó inmóvil un instante, sintiendo una abrumadora sensación de peligro desde arriba. El terror de aquella perdición inminente le produjo escalofríos.
Cuando levantó la vista, fue testigo de una avalancha de luz que descendía del cielo. Este repentino giro de los acontecimientos le quitó el color de la cara y el pánico se apoderó de su corazón.
Nunca habría podido prever que el aparentemente poco amenazador Jaime desprendiera un aura tan aterradora de muerte inminente.
En ese momento, por fin se dio cuenta de que Jaime distaba mucho de ser el enclenque que había percibido en un principio.
—¡Toma esto! —¡Jaime balanceó la palma de la mano, dirigiendo la Espada Matadragones hacia la cabeza de Ronan!
Jaime sabía que tenía que aprovechar el descuido del hombre y acabar con la pelea lo más pronto posible, matándolo de un solo golpe.
De lo contrario, incluso con la Espada Matadragones, no tendría ninguna oportunidad contra los dos hombres que tenía delante.
Ronan, al ver el torrente de luz que se aproximaba, blandió rápido su espada larga, intentando defenderse de la luz que emitía la Espada Matadragones.
¡Swoosh!
Un resplandor dorado atravesó el cuerpo de Ronan, provocando un grito de sorpresa.
Aunque su cabeza permaneció intacta, el brazo de Ronan se seccionó al instante y cayó al suelo.
De inmediato retrocedió, alejándose de la Espada Matadragones.
Mientras tanto, Granate observaba a Jaime con asombro. Nunca esperó que Jaime poseyera la habilidad necesaria para controlar la preciada espada y seccionar limpiamente el brazo de Ronan.
Estaba claro que las acciones de Jaime revelaban su formidable defensa y que no se le podía subestimar ni tomar a la ligera.
Ronan se apresuró a curarse las heridas y miró con incredulidad a su oponente.
—Así que has estado fingiendo todo el tiempo. No estabas herido en absoluto —comentó Granate, dándose cuenta de que Jaime no sólo estaba ileso, sino que además poseía más fuerza que ellos.
—Nunca afirmé estar herido. Fue tu propia suposición —Jaime sonrió con frialdad, levantando la Espada Matadragones y apuntando a los dos—. Querían tomar mi cabeza a cambio de recursos, ¿verdad? Ahora pueden intentarlo, ¡pero dudo que tengan lo que hace falta para lograr su objetivo!
Jaime mantuvo una expresión tranquila y desdeñosa mientras les hablaba.
Los dos empezaron a retroceder poco a poco, intimidados por la serenidad de Jaime y la aterradora exhibición de su habilidad con la espada.
—Todo esto es un malentendido. De todas formas, no nos guardamos rencor. No hay necesidad de una lucha a muerte. Adiós —dijo Granate, apoyando a Ronan, mientras se daban la vuelta y se marchaban.
Cuando Jaime los vio partir, al final dejó escapar un suspiro de alivio antes de darse la vuelta y alejarse.
Gotas de sudor cubrían su frente. Si no hubieran retrocedido y atacado juntos, incluso con la Espada Matadragones, Jaime habría encontrado sin duda la muerte.
Ahora que los dos hombres se habían retirado, Jaime necesitaba salir rápido de este lugar, ya que pronto podría encontrarse con otros.
Jaime aceleró el paso, corriendo sin parar. Mientras tanto, Granate y Ronan, tras darse la vuelta, parecieron darse cuenta de algo.
—Espera un segundo. El aura parecía originarse en la espada, no en el cuerpo de Jaime. Es posible que Jaime en realidad sí esté herido, lo que ha provocado una importante disminución de su fuerza. Esa espada debe ser una espada espiritual con la capacidad de luchar de forma independiente — analizó Ronan.