Capítulo 733
Capitulo 733 “iMe adelante a estudiar un pocol respondio Antonio con una ceja alzada.
Antes de que Marisol pudiera reaccionar, él ya habia abierto la puerta de cristal. Era tarde y no habia otros clientes, solo dos empleados cerrando cuentas en la caja. Al oir el ruido, uno se acercé rapidamente.
*Sefior, sefiora, bienvenidos!” El vendedor, viendo a los dos, pregunt6 con entusiasmo, Son los futuros padres, verdad? ,En qué puedo ayudarles?”
Ante su aparente calma, Marisol no sabia donde poner las manos y los pies, y con timidez aclaré su garganta. “Eh, jvamos a mirar por nuestra cuenta primerol”
“jPor supuesto! jLlamenos para cualquier cosa!” dijo el vendedor con una sonrisa.
La decoracion de la tienda estaba en tonos suaves de rosa y azul, cada cosa era pequefias pequefios baberos, pequefias botellas de leche, pequefios calcetines y pequefias ropas...
Era la primera vez que Marisol visitaba un lugar asi y se sentia extrafia.
Al mirar a Antonio, vio que esos ojos seductores y traviesos estaban llenos de una luz tierna, y sus manos largas y elegantes sostenian un pequefio sombrero que se vela tan pequefio en las lineas de su palma, pero tan acogedor.
Caminando junto a los estantes, Marisol notd que él solo miraba los colores que usarian las pequefias nifias. No pudo evitar tragar saliva, realmente queria tener una hija!
Viendo al vendedor mirandolos de vez en cuando, Marisol se sintié un poco avergonzada y tird de la manga de Antonio, “Antonio, jes demasiado pronto para venir a un lugar como este!”
*Cuando estaba en la montafia, hice un deseo,” dijo Antonio con seriedad.Nôvel/Dr(a)ma.Org - Content owner.
Recordando el deseo de “tener un hijo pronto“, Marisol se ruborizo y, viendo el pequefio pafial rosa en sus dedos, mordié su labio suavemente. “zY si no es una nifia?”
Antonio fruncié el cefio como si realmente estuviera considerando la pregunta seriamente. Finalmente, solt6, “j;Entonces seguiremos intentando hasta tener una!”
“...Marisol se quedo en blanco por un momento, recordando cuando en el hospital le dijo que dormia como un cerdo, y molesta apreto los dientes. “Crees que soy una cerda!”
“Hmm.” dijo Antonio perezosamente.
Marisol inflé sus mejillas, a punto de estallar, pero de repente él la abrazo y le susurr6 al oido con una voz baja y grave. “No eres asi, tl eres mi esposa, Sra. Pinales.”
Parecia intencional, las ultimas palabras las pronuncid con un tono meloso. Marisol levanto la vista y se encontré con esos encantadores ojos, y por un momento, quedo cautivada. En el hospital privado, en la consulta.
Antonio, vestido con una bata blanca, estaba sentado frente a su escritorio escribiendo rapidamente una orden médica con un boligrafo, luego echo un vistazo a la pantalla de la computadora y vio que era hora del descanso del mediodia. Pero atin quedaba un Ultimo numero en la cola de consultas, y como médico, por supuesto, no podia dejar a los pacientes sin atencion,
Cuando la enfermera entré con el paciente, él no levantd la cabeza, continud escribiendo mientras preguntaba como de costumbre. “;Qué le molesta?”
Después de que su voz cayé, nadie respondié durante mucho tiempo..
Antonio fruncio el cefio y al levantar la mirada, vio frente a él a Jacinta, quien le sonreia. “jAntonio!”
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Capitulo 733
Antonio se sorprendio y detuvo su pluma, “Jacinta, ~qué haces aqui?”
Jacinta colocé su bolso en el escritorio y dijo con una sonrisa, “Me siento un poco mal, jquiero que el Dr. Antonio me eche un vistazo!
“Deja de bromear!” Antonio también sonrio.
Devolvio el boligrafo al bolsillo de su bata y movié el raton para cerrar la lista de espera. Cerré el historial médico que tenia en la mano y lo guard6 todo en el cajén.
“Antonio, tomé el ultimo numero, ya no habla nadie después de mi, tranquilo, jno tomé el lugar de otro paciente!” Jacinta se apresuro a explicar.
“Hmm*, asintid Antonio.
Jacinta, con sus ojos brillantes, miraba a través del escritorio, lista para hablar, “Antonio, sobre aquella noche...” “Sé que bebiste demasiado“, interrumpl6 Antonio con sus ojos encantadores ligeramente entrecerrados.
“No es solo eso
so lo que quiero decir“. Jacinta apretd las manos sobre sus rodillas, sus labios rojos se elevaron ligeramente y su tono de voz revelé una emocion apenas contenida, “Antonio, lo que quiero decir es que nosotros...
*Tac tac tac-* En ese momento, la puerta de la oficina se abrid de golpe.
La fuerza fue tal que la puerta tembl6 un poco y la persona que entr6 casi se tropezé con ella. Marisol, sosteniendo el pomo de la puerta, se qued6 un poco desconcertada al ver a las dos personas sentadas frente a frente. “Yo...”
Antonio se incliné en su silla y la miré con pereza, “Sefiora Pinales, gintenta dafiar la propiedad publica?”
Marisol avergonzada, se apresuré a estabilizar la puerta temblorosa y trago saliva antes de balbucear, “Acabo de terminar una entrevista cerca y justo es hora del almuerzo, asi que pensé en venir a buscarte para comer juntos...”
Tras cubrir una reunion del comité municipal cerca del hospital privado, termino su trabajo y, en lugar de regresar con sus colegas al canal para comer, tomé un taxi directo a buscar a Antonio para almorzar juntos.
Al salir del ascensor y notar que todas las oficinas estaban cerradas, Marisol pregunté en recepcidn y se entero de que él todavia estaba en su despacho. Decidié entrar sin avisar, esperando sorprenderlo, pero no esperaba encontrarse también con Jacinta....
“Qué coincidencia, también estaba por invitar a Antonio a almorzar, vayamos todos!” Jacinta se levantd de la silla, recogid su bolso y dijo con una sonrisa, luego mird a Antonio, “Cuando venia en coche, vi que frente al hospital hay un restaurante que sirve pescado en salsa picante, recuerdo que te encanta el picante, é.qué tal si vamos alli?” The content is on noveldrama.org! Read the latest chapter there!
Antonio miré a Marisol y dijo despreocupadamente, “jMe da igual!” “gY tu, Marisol?” Jacinta se volvié hacia ella. Marisol dudando un poco, dijo, “jA mi también me da igual!TM
Al final se convirtié en un almuerzo de tres personas. El restaurante estaba justo enfrente del hospital, no hacia falta conducir, solo cruzar el paso de peatones. Antonio se quitd la bata blanca y caminaba entre las dos.
Mientras cruzaban la calle, é| hizo una pausa a propésito y terminé caminando detras con Marisol.
Marisol, mirando la delgada figura que les precedia, pregunto con los labios apretados, “La sefiorita Jacinta... ;Qué hace en el hospital?”
“Entraste abruptamente justo cinco minutos después de que ella llegara.”
“Oh...” Marisol hablo en voz baja..
Sintiendo un calor al lado de su oreja, Antonio se habia acercado sin que se diera cuenta, “Otra vez celosa?” “Deja de decir tonterias!” Marisol se sonrojé de inmediato.
Cuando Jacinta se volvid, justo a tiempo para verlos de la mano, hablando en voz baja, se veian excepcionalmente intimos y especialmente llamativos.
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Su coraz6n se tenso involuntariamente, pero luego, pensando en algo, se relajo de nuevo.