Destinada a los gemelos alfas

Chapter 10



Chapter 10

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Clara negaba una y otra vez con su rostro bañado en lágrimas. Por más que él alfa la acusara, sus palabras no correspondían ni de lejos con la realidad.

¿Marcada? – su voz temblaba completamente quebrada-Solo pude ser marcada por un lobo sus palabras indicaban que lobo- He pasado toda mi vida sola, siempre me han intimidado, se han reido de mí. Y fue aun peor cuando, después de cumplir mis 18 años aun no apareció mi mate. Y los años que vinieron después no cambiaron eso. ¿Cómo estaría con alguien más? Nadie aquí me desea y además solo puedo responder y entrar en celo a mi mate- hablaba tan rápido que apenas se podía entender. Pero eso a Dixon lo descontroló aún más.

-Mentirosa- le expetó mostrando más sus colmillos- Tienes el oro de otro macho encima y osas decir que soy yo el que te marcó. Clara asintió con la cabeza. Ella no podía ver muy bien, sin embargo, no debía haberse equivocado tanto ¿verdad? -Nos encontramos anoche- ella intentaba buscar una respuesta e intentar aclarar el malentendido que estaba entre ellos – Yo estaba allí después de huir de la ceremonia. Me besaste, me tocaste, casi nos enlazamos, pero desapareciste. -Mentira- Dixon gruñó tan fuerte que ella se engurruñó toda, totalmente asustada- Anoche yo estaba junto a mi padre, acababa de llegar a la manada en secreto, para que nadie supiera mi paradero.

-Pero, pero…- Clara lloraba sin consuelo, aún más confundida que antes – Eras tú, estoy segura – sollozó- Tus ojos eran iguales. Dixon, ante eso frunció el ceño marcadamente y se arrodilló delante de ella. -¿Estás jugando conmigo?- esos orbes la fulminaron- El color dorado de nuestros ojos es parte del linaje del alfa de esta manada y por generaciones ha sido así. Solo mi padre y yo los poseemos. Así que tu mentira se está desmoronando. Inventa algo mejor.

Clara volvió a negar con la cabeza asustada y con cada vez menos opciones. No tenía forma de explicarle a su mate que era verdad lo que ella estaba diciendo.

-No estoy mintiendo, no estoy mintiendo- ella sollozó aún más cubriendo su rostro con sus manos. Si ni siquiera su mate la entendía entonces… entonces… que valor tenía. Solo había soportado estar viva junto a su abusadora familia, pensando que algún día su mate la haría feliz.

Estaba tan equivocada.

Dixon por su parte miraba a la pequeña loba delante de él llorando como si no tuviera consuelo y se sintió vacilar. Ella era su mate después de todo, pero por eso… es que estaba tan molesto. Había sido entrenado para no tener emociones, ser serio, incluso arrogante cuando lo necesitaba y hasta cruel. Conocía lo que era la relación de mate, lo que debería sentir y hasta estaba emocionado por el momento, pero al encontrar que la loba que la diosa luna le había entregado fuera alguien tan fácil y que se hubiera dejado marcar por otro macho, eso le hacía hervir la sangre.

Cuando en el bosque, la mañana anterior se había encontrado con ella y hasta le había mostrado resistencia se había sentido emocionado por encontrarse con ella de nuevo. Saber cómo se vería transformada y no había fallado al imaginarse tan bella y perfecta como a él le gustaban, sobre todo ese par de ojos azules y tan claros que parecían irreales y extraños al haberse reunido con ella en su presentación en la manada. Recordaba no haberse medido para declararla suya delante de todos y demostrar que ella era de él, Sin embargo, en cuanto olió las feromonas de otro lobo encima de su cuerpo había visto todo en negro y la rabia lo había consumido de una forma como nunca antes había ocurrido. No quería hacerle daño, pero no podía controlarse. Con solo verla quería expulsarla de su lado. Lo había traicionado. Y ante esto solo había una solución por muy desgarradora que fuera para los dos.

Iba a rechazarla. ¿La mataría? No sabía, ella se notaba ser una loba débil y muy delgada por lo que había notado antes. No parecía tener la fuerza suficiente para poder resistirlo. Bueno, si había podido dejar que otro lobo la marcara eso significaba que no era tan así. Cerró los ojos. Comenzaba a dolerle la cabeza de pensar tanto en el tema, y su pecho también. En algún momento deseo haber tenido su

mate, como todos los lobos, era un instinto primario, mas no ahora que solo le estaba quitando el aliento de solo pensar en lo que iba a hacer.

Cuando abrió sus ojos había tomado la decisión. No daría un paso atrás. Sería el hazmerreir de la manada y eso no lo podía permitir. Que ella pagara por traicionarlo. -¿Cuál es tu nombre?- su voz era áspera, mas sus ojos fríos como dos témpanos de hielo. Clara en el suelo y con sus manos aun en su rostro dejó de sollozar un momento y bajó la cabeza.

-Clara- murmuro apenas en un murmullo.

– Bien Clara, yo Dixon tu mate…- mientras decía esas palabras la loba se tensó tanto que apenas pudo respirar, ya sabiendo lo que pasaría- Yo te..- en ese preciso momento que el alfa diría la palabra más letal para las parejas destinadas la puerta de la habitación fue abierta de golpe. El alfa gruñó en consecuencia al recién llegado fulminándolo con la mirada. Había sido interrumpido en el momento justo y no supo por qué, pero sintió alivio. Una parte de él le decía que debía rechazar a la loba, mientras la otra que ella no había hecho nada la mantuviera a su lado.

-Alfa, Alfa- Will estaba agitado y conmocionado. Su rostro desfigurado en una mueca poco agradable.

-¿Qué ocurre?- Dixon debió su rabia hacia el otro lobo haciendo que este retrocediera un paso y bajara la cabeza en sumisión- Debe ser algo muy importante para que me hayas interrimpido de esa forma.

Will había notado que algo no estaba bien. El alfa molesto, la pequeña loba llorando delante de él y la habitación atestada de feromonas densas y muy agresivas. Algo no estaba para nada bien. Aunque no era quien para juzgar y menos para dar opinión. Su trabajo era informar. Así que alzó la cabeza con más convicción para dar la importante noticia.

-Es necesario que venga conmigo en ese momento- anunció sin vacilar.

– Después- para Dixon no había nada más urgente que la loba que estaba delante de él y hacerle saber su lugar. – No puede ser para después. La forma en que el beta le habló a Dixon no le gustó mucho y este se levantó en todos sus centímetros. Por lo visto tendría que hacer mucho trabajo para que lo respetaran. Will al darse cuenta que su tono no había sido el correcto retrocedió otro paso y habló en voz más baja y controlada.

-Alfa, realmente disculpa que lo moleste, pero necesitamos que vaya con nosotros a la entrada de la manada. Alguien se encuentra reclamando su puesto.

Ante la noticia Dixon no pareció nada conmocionado.

– Nadie puede reclamar el puesto del alfa. Solo los del linaje legítimo podemos y solo quedamos vivos mi padre y yo. Will negó con la cabeza. -Ahi se encuentra el problema. Eso llamó aún más la atención del lobo.

-Quien está en la puerta es muy parecido usted, prácticamente su rostro es igual al suyo, solo los diferencia que su cabello es rubio… y sus ojos… – se demoró en responder- son también dorados.

Eso conmocionó a Dixon, porque hasta donde él sabía, no había nadie más en la línea de sucesión. Y mucho menos que tuviera un hermano. Automáticamente giró su rostro en dirección a la loba. Acaso…


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