Capítulo 124
Capítulo 0124
La garganta de Julio parecía estar muy obstruida. Él nunca se había preocupado por ese dinero y esos proyectos. ¡Simplemente no le gustaba ser engañado!
Ya fuera en el mundo empresarial o en cualquier otro lugar, jera la primera y única vez que lo engañaban y humillaban vilmente frente a todos!
Al ver que él no respondía, Silvia no sabía definitivamente cómo deshacer el fuerte nudo en su corazón.
-Además de eso, realmente no sé cómo hacer para que dejes atrás el pasado.
Al ver que finalmente se quedaba en completo silencio, Julio giró la cahrra mirar la pequeña figura en el asiento.
uerdo entre las dos familias ya ha pasado al menos ocho Durante estos ocho años, tanto los proyectos como el dinero. an cambiado. ¿Por qué sigues insistiendo con eso? Dame un precio, y te lo pagaré de cualquier manera que pueda -continuó insistiendo Silvia.
Los profundos ojos de Julio brillaban con una suave luz tenue: -Está bien, cuando me hayas pagado todo, te dejaré en paz. Dado que ella estaba pidiendo un precio, ¡entonces esa cuenta nunca se saldaría!
Silvia soltó un ligero suspiro de alivio. Ahora, aparte de los dos niños, el único lazo entre ella y Julio era el acuerdo inicial entre las dos familias. Mientras pudiera encontrar la manera de devolver todo el dinero a Julio, realmente en ese momento no le debería nada más.
Finalmente, el automóvil entró en la villa Oasis.
Al llegar, Silvia sintió fuertes náuseas en el estómago y corrió directamente al baño para vomitar.
Mientras tanto, Julio estaba afuera, preguntándole al guardaespaldas que seguía a Silvia.
-¿Quién le permitió que bebiera alcohol?
El guardaespaldas bajó la cabeza: -Lo siento mucho, señor.
-Tienes diez minutos para preparar algo para que se le pase la borrachera -le ordenó de inmediato Julio fríamente.
-Sí.
El guardaespaldas se fue apresurado.
Cuando Silvia salió nuevamente, ya se había arreglado un poco, pero su rostro estaba notablemente pálido.
Julio la miró en la sala de estar: -Ven aquí.
Silvia dio unos cuantos pasos vacilantes hacia él y lo vio colocar la sopa y la medicina para la resaca en la mesa de café.Content © NôvelDrama.Org.
-Tómalas y luego ve a dormir -le dijo muy seriamente Julio.
-De acuerdo, gracias.
Silvia se sentó muy obediente y bebió la sopa de un solo trago. Luego, tomó la medicina.
El dolor de cabeza había disminuido gradualmente, así que se sentó erguida y le preguntó muy seria a Julio: -¿Cuánto debo devolverte?
Parecía que todavía no se había recuperado por completo de la borrachera.
Julio le echó una mirada suave y después de beber un poco de agua, le dijo en voz baja: -Ya no recuerdo cuánto dinero prometió tu padre para mí en ese entonces: Pero primero, devuélveme el dinero que le di a tu familia. Sumando todo, debe ser al menos de unos cinco mil millones, ajustando por la inflación, el dinero de aquel entonces valdría más ahora.
Cinco mil millones, era muchísimo... Silvia puso sus delicadas manos en sus muslos y lo afirmó: -Está bien.
Su actitud dócil y complaciente hizo que Julio sintiera de repente que no era muy apropiado aprovecharse de ella mientras estaba ebria.
-¿No me devolviste mil millones anteriormente? No te dejaré en desventaja. Devuélveme primero ochenta mil millones, descontando aquellos mil millones, serían setenta y nueve mil millones. Sin embargo, respecto a los proyectos que tu padre prometió antes de fallecer y que finalmente fueron vilmente saboteados por tu hermano y tu madre, causando graves pérdidas, quiero que se valore y se calcule la compensación, ¿está bien?
Setenta y nueve mil millones...
Aunque Silvia había ganado algo de dinero en esos años probablemente esta no sumaba ni siquiera nueve mil
millones. Había invertido en obras benéficas y había The content is on sy
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donado alrededor de dos mil millones más.
Después de tomar su decisión, planeaba componer más canciones en el futuro para ganar más dinero y ya no invertir más en proyectos benéficos.
-Es justo. Después de que calcules el precio real, también lo pagaré -le dijo muy seriamente Silvia.
A pesar de la disposición tan
complaciente de Silvia, Julio no podía
sentirse feliz endolabsoluto. Ella
estaba dispuesta a pagar un alto
precio para alejarse realmente de él.
Julio pensó en algo y continuó: -Déjame ser muy claro desde el principio. Mientras no me hayas pagado completamente,
quédate en
la villa Oasis.
-Está bien.