Capítulo 92
Capítulo 92
“Ainara, no me engañes más…” Kent me abrazaba con fuerza, como si temiera que lo fuera a abandonar.
Sentia que sufría de estrés postraumático y solo podia consolarlo con cuidado, con la esperanza de que pronto dependiera de mi y me contara la verdad de todo lo que sabía sobre el asesino en serie.
Kent estaba a la defensiva, repitiendo que no lo engañara, sabla que aún no confiaba completamente en mi.
Si le preguntaba ahora, seguro no me contaria nada.
“Vamos, a dormir.” Llevé a Kent al cuarto, le di su medicina y le cambié los vendajes de las manos y los pies.
Al quitar las vueltas de gasa empapadas en sangre, las heridas quedaron al descubierto, y eran realmente impactantes.
Frunci el ceño, sintiendo una tensión en la espalda, solo de verlas ya me dollan.
“¿Como te hiciste esto?” pregunté en voz baja, limpiando cuidadosamente sus heridas con suero fisiológico. Si seguia asi, temia que empeorara. “A partir de mañana, te quedarás en la silla de ruedas, nada de andar por el suelo, ¿entendido?”
Kent me miró y asintió obediente.
Cuando no estaba enloquecido, realmente era tan manso como un gran perro.
Pero cuando se desataba, me daba miedo.
“Ellos no me dejaron escapar, a propósito me hicieron pisar carbones ardientes…” Kent hablaba con voz ronca, sin mucha emoción en su tono.
No había miedo ni terror en él, solo un frio profundo.
Sabia que se refería a Federico y Felipe, que para evitar que Kent escapara y para que dejara descendencia en la familia Linares, habian recurrido a métodos extremos.
“Demasiado cruel.” Frunci el ceño y maldije, sin saber qué palabras usar para describir la crueldad y el corazón oscuro de Federico.
“¿Te duele?” pregunté suavemente mientras lavaba sus heridas, mirándolo a los ojos.
Era como si no tuviera nervios para el dolor, ¿cómo podia no doler con esas heridas?
Kent nego con la cabeza, como si no sintiera nada.
No era que no pudiera sentir, era que se había vuelto insensible.
Después de tratar las heridas de sus pies, me ocupé de las de sus manos.
La familia Linares pensaba que atrapando sus manos y pies podrían retenerlo.
Pero lo que hicieron fue destruir por completo a un genio…
“Ainara…” Kent me miró y pronunció mi nombre.
“Dime.” Guardé las cosas en el botiquín y levanté la vista hacia él.
“¿Quieres que él muera?” preguntó seriamente, mirándome fijamente.
“¿Eh?” Me quedé confundida. “¿Quién?”
“Renán.” Kent dijo el nombre de Renán.
Lo miré conmocionada, sin poder recuperarme por un momento.
¿Esperaba que muriera?
Recordaba que no era la primera vez que Kent me lo preguntaba; la última vez pensé que estaba bromeando, pero esta vez, podia sentir una intensa intención de matar,
“No espero que muera, quiero que viva, que cada día viva con el dolor, el remordimiento y el tormento.” Neque con la cabeza, mirando a Kent. “Duerme bien, todavia tienes liebre.”
Kent era muy obediente y queria dormir en el suelo.
“Duerme en la cama!” Lo empuje hacia la cama y lo meti bajo las sábanas.
Me miro por un momento y de repente me atrajo hacia él, dándome la vuelta para quedar sobre mi.
*¿Que….. que estas haciendo?” Lo miré asustada y alerta, sus ojos parecían querer devorarme.
“Nari…” llamo mi nombre. This text is © NôvelDrama/.Org.
Siempre me confundia si me llamaba a mi o a Ainara.
Pero esos ojos suyos, tan cautivadores y profundos, parecian decirme en silencio te amo, te amo mucho.