!Canalla ¿Satisfecho con mi muerte?

Capítulo 68



Capítulo 68

Senti una mueca tirar de la comisura de mi boca, asi que me velan como una simple herramienta para procrear.

Pero… mientras sea una niña, Kent todavia tiene algún valor para la familia Linares.

En el fondo, hasta yo deseaba que en mi vientre creciera una niña.

“¿Y Kent… por qué se volvió loco?” pregunté en voz baja.

“¿Kent?” Felipe me lanzó una mirada.

Me quedé tensa por un momento. ¿acaso en la familia Linares no le llamaban Kent?

“Osvaldo…” De repente recordé que Kent era conocido como Osvaldo en la familia Linares.

“Inicialmente, este muchacho era inteligente, incluso un genio,” dijo Felipe con una frialdad desoladora. “Una lastima, sufrió un trauma…”

Después de un momento de silencio, Felipe me miró, obviamente a la defensiva, por supuesto que no me contaria todos los escándalos familiares. “No te preocupes más de la cuenta, lo importante es que des a luz con tranquilidad, eso es lo mejor que puedes hacer.”

Asenti obedientemente. “Entendido.”

Aunque Felipe no dijo mucho, me imaginé que la situación actual de Kent tenia que ver con su familia.

“Abuelo… estoy un poco asustada, la gente afuera y los sirvientes en casa susurran, dicen que Kent es un asesino, que mata solo a mujeres, ¿es cierto? El médico me recomendó pasar más tiempo con el padre del bebé, pero tengo miedo de él…”

Lo miré a Felipe con cautela, tratando de sondear su reacción.

“El chico puede estar un poco loco, pero jamás sería capaz de matar a alguien, de eso estoy seguro,” afirmó Felipe con convicción que Kent no era un asesino. “Todos esos rumores son infundados, y por tu seguridad y la del niño, es mejor que mantengas la distancia.”

Si Kent no era el culpable, ¿por qué estaba en la escena del crimen? ¿Qué estaba haciendo alli? ¿Qué relación tenia con el verdadero asesino?

La cena de la familia Linares.

Los invitados por Felipe, todos eran figuras destacadas del mundo empresarial, y la familia Hierro, apenas por debajo de los Linares, era una presencia obligada.

Renán, alto y guapo, llegó con Yuria y se convirtieron en el centro de todas las miradas.

“La prometida del Sr. Hierro es realmente hermosa,” algulen dijo adulando.

“Si, Yuria era la más bella de la universidad.”

“¿No se suponía que era una tal Nayra?” Entré junto a Felipe, y frente a Yuria, extendi la mano. deliberadamente a Renán. “Sr. Hierro, qué gusto verlo de nuevo.”

Renán se sorprendió al verme, pero luego levantó la mano.

Yuria parecia incómoda, observándome con recelo.

“Esa es la nieta politica de los Linares, ¿verdad? Ella no sabe nu

en este circulo, nadie debe mencionar a

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Nayra delante de Renán…” escuché a alguien murmurar a mis espaldas.

“Renán se volvió loco hace un tiempo, quien mencione a Nayra delante de él está cavando su propia tumba.” “Presidente Linares, esta es su nieta politica, ¿no?” Yuria, conteniendo a duras penas su disgusto, preguntó a Felipe de manera intencionada y luego me tendió la mano para saludarme.

“Sr. Hierro, ¿Si más recuerdo que su prometida se llamaba Nayra? ¿Esta señorita es su amante?” Provocativamente, miré a Yuria, ignorando su mano extendida.

Los murmullos de los curiosos a mis espaldas comenzaron; la nieta politica de los Linares estaba desairando a la prometida de Renán, y eso era faltarle al respeto a Renán.

Pero Renán no parecia enojado, solo me miraba con una expresión complicada.

Yuria estaba aún más nerviosa; claro que tenia miedo, porque yo me parecía mucho a Nayra.

“Esta es mi nieta politica Ainara, la heredera del Grupo Galindo,” Felipe intervino con una sonrisa.

El señor Hierro no va a presentar a la dama que lo acompaña, ¿verdad? ¿De qué familia será la joyita?” Me ladeé, poniendo a Renán en aprietos a propósito. En estos círculos, el linaje es clave, y Renán antes no le daba bola a que Yuria fuera adoptada, todo era amor del bueno.

Renán le miró a Yuria.

Yuria, igual de tensa, lo miraba a él.

Con tanta gente alrededor, esperaba que Renán le diera un estatus.

“Es mi secretaria.” Eso fue todo lo que dijo Renán, que Yuria era su secretaria.

El rostro de Yuria se puso pálido de golpe, bajó la mirada con los ojos llorosos. “Me siento un poco mal… voy a sentarme allá un rato.”

Miré a Yuria con ironia. ¿Quién lo diria? ¿Ella también tenia su día?

Pero… hablando sin pelos en la lengua, Renán es el colmo de los patanes. Antes, tan enamorado de Yuria, hasta queria quitarme de en medio por ella, y ahora ni siquiera puede reconocerla en público.

Qué asco.

Felipe fue a saludar a los demás invitados y Renán se acercó a mí y habló en voz baja. “¿Estás satisfecha con esta explicación?”

Frunci el ceño. ¿Qué dice, señor Hierro? No entiendo.”

“¿Te llamas Ainara?” Parecía que le llamaba la atención.


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