Capítulo 10
Capítulo 10
“Soraya, ¡de verdad que eres increible! ¿Así que quieres el divorcio? Pues yo te lo concedo. Pero esta vez, te vas sin nada, ni un solo centavo podrás llevarte“.
“¡Anfitriona! ¡Anfitriona! ¡Alerta! ¡Esto es grave, el desprecio hacia ti se disparó a 90, debes calmar a tu esposo rápido!“, la voz de Chispita resond en los oldos de Soraya como un trueno.
‘Caramba, ¿y ahora por qué subió? Si no he hecho nada, ¿cómo es que subió?‘.
Cuando el asistente Galileo empujaba a Cristián a unos metros de distancia de ella, Soraya inmediatamente puso una sonrisa de sorpresa y corrió hacia ellos: “Amor, ¿cómo supiste que estaba aquí? ¿Viniste a buscarme?“, llegó detrás de Cristián y con un empujón desplazó al asistente.
*Galileo, déjame que yo empuje a mi esposo“, NôvelDrama.Org (C) content.
“Ay, no, no puedo dejar que Galileo, este gafe, empuje a Cristián. Este hombre nació bajo una mala estrella, es pura mala suerte, y quien se le acerque termina igual. Cristián, al final, estuvo dispuesto a ceder la empresa con tal de recuperar a su hijo, todo porque Galileo, el gafe, firmó un contrato desastroso y la contraparte lo estafó, sumiendo a la empresa en una crisis. Aunque Cristián logré salvar parte del dinero de la empresa a tiempo, las pérdidas fueron enormes. ¡1000 millones! Maldición, si no hubiese sido por esa estafa, Tiziano, ese desgraciado, no habría tenido la oportunidad de quedarse con una empresa vacia. Lástima que, por muy astuto que fuera ese hombre, al final una enfermedad terminal se lo llevó, dejando a un hijo pequeño sin quien lo cuidara, quien al final también murió atropellado“.
Con un golpe. Galileo, que no había sido derribado por Soraya, se cayó al suelo sorprendido por sus pensamientos, como si hubiese visto a un demonio. ¡Qué venenosa era su mujer! ¡Ella incluso maldijo a su propio hijo! ¡Su propio hijo! Justo cuando iba a reprocharle, Cristián habló primero: “Vuelve a la oficina“..
“Presidente, yo… ella…, Galileo, nervioso, se señaló a sí mismo y luego a Soraya.
La mirada del presidente le hizo entender que también había escuchado esos pensamientos. Soraya estaba criticando en su mente, y él no tenía cómo defenderse, ¡1000 millones! ¡El había causado una pérdida de 1000 millones en la empresal ¿Cómo podria ser posible? Aunque siempre tuvo mala suerte, nunca hizo nada malo, siempre fue cuidadoso, ¿cómo podría haber causado una pérdida de esa cantidad de dinero? ¡Era absurdo! Totalmente absurdo. Seguro que estaba loca estaba maldiciendo su posición en el corazón del presidente. El hombre de mayor confianza del presidente era él, ¿cómo podria haberle dado un golpe tan fatal?
Sin dar tiempo a que Galileo reaccionara, la voz emocionada de Soraya explotó de nuevo en sus oídos.
¡Si! ¡Ahi viene! ¡El accidente va a pasar!”
Conforme sus palabras se extinguian, un camión grande de repente volcó adelante, perdiendo el control y deslizándose varios metros. Y en la parte trasera del camión, un auto pequeño fue sorprendido por el accidente, y a pesar de que el conductor giró el volante con fuerza, no pudo evitar ser golpeado por el camión, el auto pequeño fue embestido por el camión, y luego, varios sonidos seguidos de un choque, una serie de autos chocaron uno tras otro.
Galileo, al levantarse, quedó petrificado.
¡Un accidente! ¡Soraya, con su boca de bruja, lo había predicho! Y Cristián, con una mirada sombría, la observó. Lo que ella habia dicho en su corazón, realmente sucedió. Realmente hubo un accidente, ¿estaban el Sr. y la Sra. Smith involucrados? Soraya dio una palmada en la cabeza de Galileo: “¿Qué estás esperando? Ve a ayudar, ¿ves ese auto que fue golpeado directamente por el camión? El Sr. y la Sra. Smith están ahl“.